lunes, 19 de julio de 2010

MENSAJE DE TEXTO

Cinco minutos después de las doce de la noche, el jueves 11 de febrero, me llega un mensaje: “el partido obrero se separa. Hay que elegir entre Rod Stewart o Elton John”. Este es el tipo de cosas que me ponen nervioso. Muy nervioso. Por más que sea la propuesta de un amigo que me conoce, también sabe que esa situación es como patear un penal en una final. Me lo tomo en serio. Muy en serio. Ahí nomás agarré los discos que tengo de esos artistas, y empecé a repasar. Primero fui al viejo Rod, al frente de los Faces. Agarré ‘Oh la la’, su cuarto disco de estudio, y lo repasé. “Silicone Grown” y “Cindy Incidentally” para empezar. Estaba más complicado que antes. Como empecé casi por los comienzos del Escosés, también opté por hacer lo mismo con Sir Elton John. Fui a ‘Elton John’, el disco de 1970. La canción con la que arranca, “Your Song”, pelea contra los All Blacks de visitante y se la banca. Es tremenda.

Estaba más complicado aún, más nervioso, y para colmo, no sabía cuanto tiempo me daba mi amigo para la decisión y recién iba por los años ’70 de cada artista. Porque se sabe como es esto. Si un amigo te quiere hacer sufrir con estas diatribas bien difíciles, te la hace jodida, jodida, y te da unos minutitos para elegir entre dos monstruos. Entonces opté por saltar unos discos, pero tampoco tanto. Me fui con Elton hasta “Madman Across the water”. Hay dos canciones increíbles. La que le da título al disco, y la número dos, ‘Levon’, se destacan. Pero el comienzo del disco, es insuperable. “Tiny dancer” una balada extraordinaria. A Stewart le tocó ‘Every Pictures tell a Story’. Y ahí me enamoré nuevamente de “Maggie may” y “Mandolin Wind”.

-La puta madre. La re puta madre que me parió, que jodido que estoy. Este me viene a cagar la noche que estaba tan tranquila mirando Botineras. ¿Como me puede hacer esto?- es lo único que repetía, mientras revisaba libros, diarios viejos y discos de los artistas en cuestión. De todas formas, no era para sorprenderme. Siempre me hace lo mismo. La última vez mandó un mensaje preguntando si me quedaba con Borromeo o con Tatú de La isla de la fantasía. ¿Puede ser una persona tan mala? Para colmo miraba la discografía de cada uno en los ‘70 y me quería matar. De Elton John me quedaba ‘Tumbleweed Connection’, ‘Honky Chateau’, ‘Goodbye Yellow Brick Road’, ‘Caribou’ y ‘Captain Fantastic and the Brown Dirt Cowboy’ por ejemplo. Y de Rod ‘Never a Dull Moment’, ‘Atlantic Crossing’, ‘A Night on the Town’ y ‘Blondes Have More Fun’.

Respiré hondo. Traté de calmarme un poco y dije en voz alta: “Disfrutalo. Disfruta de esta situación. El burrito Ortega debe disfrutar la presión de jugar contra Boca en cancha de ellos. Bueno, esto es lo mismo. Entonces disfrutalo”. Que mierda voy a disfrutar. Estaba sufriendo como un condenado. Era una locura ponerme en una situación así. Con que necesidad. Que ganas de joder, por dios. Pero ojo, la culpa no era mía, sino del hijo de mil putas que me hace elegir entre Rod Stewart y Elton John. Por unos instantes pensé en contestarle ¿y vos querés más a tu mamá o a tu papá? Pero no era el sentido. El desafío era elegir entre ellos dos.

Había que recortar camino, el tiempo me ahogaba. Los ochenta para ninguno de los dos fue la mejor etapa, así que le pegué un salto. Y los noventa…mmmm…tampoco. Nada para destacar demasiado. Agarré una hoja y empecé a poner pro y contras de cada uno. Y anoté: los dos en los ’70 tienen carreras indiscutibles, buenísimas. Los dos tienen más de cinco discos que lideran y son clásicos. Los dos tienen una voz distinguida y particular. Los dos en los ochenta no me gustan, salvo algún rescate emotivo como pueden ser las canciones “Baby jane” y “Crazy about her” de Stewart y “I’m Still Standing” y “Little Jeannie” de Elton John. Si tengo que buscar alguna diferencia en mi gusto, diría que Rod Stewart me gusta más como interprete de otros artistas, y que Elton John es mejor compositor, al menos, mucho más fructífero que el escosés. Y ahí me iluminé. “Los discos”, me dije. “Los últimos discos de ellos definen la cosa”. El de Elton John es del 2006, ‘The captain and the Kid’, una especie de sucesor de ‘Captain Fantastic and the Brown Dirt Cowboy. La vuelta del dúo compositivo con Bernie Taupin. Fantástico, la vuelta que se merecía después de tantos palazos de la crítica, después de tantos discos aptos para todo público. Después de hacer música que no le molesta a nadie, que puede escuchar cualquiera. El de Stewart es del 2009. ‘Soulbook’, canciones clásicas interpretadas por infinidad de artistas, y que nadie conoce a las versiones originales. Un disco totalmente pasteurizado, hecho apto para todo público. Un material con esas características tiene dos lecturas posibles: o el artista no arriesga más y va a lo seguro, o el artista esta más allá del bien y del mal y tiene el talento suficiente como para hacer un disco que le guste a todo el mundo. ¿Y quién puede negar que ese disco es maravilloso?

Estaba jodido otra vez. En realidad, nunca lo dejé de estar. Era nervio, tras nervio, más nervios. Indecisión. Preocupación. Comisura de uñas. No escuchaba a nadie. Tres veces le corté el teléfono a mi mamá. Le rompí un juguete a mi hijo porque me tenía podrido con esa canción del dinosaurio Barney que detesto con toda mi alma.

Después de unas horas muy intensas, tengo la respuesta. Irrefutable. Imposible de negar. Detalle por detalle, una respuesta muy justificada. Fina la definición. Pero tenía la contestación. Estaba revisando la respuesta escrita en papel, para luego transcribirla en mensaje de texto sin errores posibles, y vibra mi teléfono. El mensaje decía: “el partido obrero rompe todas sus filas: ¿Rod Stewart, Elton John o Stevie Wonder?”.

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